Durante mucho tiempo, Punta Zicatela se llamó simplemente «Rocas». Me di cuenta por primera vez cuando estuve un rato observando el principal punto de surf. En el extremo izquierdo, o más bien en la esquina, hay unas cuantas rocas con pájaros. Desde lejos no se ve exactamente la altura ni lo que hay, pero vi a gente caminando hacia ellas y pensé al ver la gran roca que estaba en el agua: «La vista desde allí arriba debe de ser realmente buena».
Así que primero lo intenté por el borde. Pero llega un momento en que el agua sube tanto que no sabes si podrás pasar. Como había visto en los mapas que también había un sendero alrededor de la cima, tomé el «desvío». Y realmente mereció la pena.

Rocas, o Punta Zicatela, es… una especie de bahía de piedra salvaje. Primero se baja y luego se está rodeado de piedra salvaje y formaciones rocosas. A la derecha, algunos troncos de árboles se han encajado entre las piedras en una formación angular y forman parte del ambiente. Un poco más allá hay un acantilado de pájaros, que está poblado por pelícanos en la parte superior y por lo tanto es completamente blanco con caca de pájaro en la parte superior. A la izquierda se encuentra una especie de playa de arena con grandes piedras en ella más a la izquierda y en diagonal a la derecha está la roca antes mencionada. Vi desde lejos que había gente en ella. Medios: posibles.

Confieso que la subida fue un poco heterodoxa porque no había una ruta clara y, para ser sincero, no llevaba el mejor calzado con chanclas, ¡pero! lo conseguí. Y las vistas desde la cima eran realmente buenas. Podía ver toda Playa Zicatela, podía mirar hacia el mar, ver a los surfistas, tenía una buena vista de los pelícanos y… realmente valía la pena intentarlo.
En la bajada, por cierto, utilicé el truco de «Donde subes, bajas». Es un viejo dicho de mi padre y funciona genial cuando tu cerebro está pensando «¿Cómo demonios se supone que voy a volver aquí abajo?».

Si vas un poco más a la izquierda de todas las piedras y formaciones rocosas – el agua, por supuesto, ha dejado su marca – se puede ver una roca en la que un grupo de hombres están de pie y regularmente tirar líneas en el agua. ¿Qué hacen? Pues pescar. Porque los mexicanos no necesitamos pescar 😉 .
Sin embargo, no me atreví a ir allí. En primer lugar, la roca estaba bastante lejos en el agua y, en segundo lugar, ese no era mi objetivo en absoluto. Así que me quedé un rato contemplando el paisaje. El mar, que golpeaba las rocas y las piedras y volvía a retirarse increíblemente rápido, las piedras tumbadas en la corriente y completamente verdes de musgo/algas y este lugar, que, a pesar de su proximidad a la playa, en realidad está bastante apartado.

¿Ir o no ir? Personalmente, me gustó mucho la excursión. Se la recomendaría a cualquiera que no sea demasiado aficionado a escalar y aventurarse. Y no, desde donde estás antes de empezar el descenso hasta la roca con la gran vista, ni siquiera puedes empezar a ver lo mismo. Así que aquí es todo o nada 😊