En todas las ciudades que visito, siempre me tomo el tiempo de explorar un poco. Quiero ver cómo es la ciudad cuando no voy de un monumento a otro por los caminos trillados. A menudo descubres joyas ocultas y llegas a conocer una ciudad de una forma completamente diferente.
En Oaxaca, sentí la misma sensación de calma y familiaridad en los callejones y calles entre los monumentos, así como fuera del centro, que en el centro. Es cierto que no había tanto movimiento, pero Oaxaca desprende calidez y hospitalidad allá donde vayas. Por supuesto, las calles del centro son un poco más elegantes que las de las afueras. Sin embargo, aquí también hay lugares muy agradables.
El cartel está muy bien colocado para que se pueda ver el Templo de Santo Domingo de Guzmán al fondo, que es 1a para una foto. Y sí, la razón por la que hay una mujer en la foto es porque no he encontrado un momento en el que nadie se haya parado frente a él.
Oaxaca es acogedora, relajada y animada al mismo tiempo. Y si quieres sentir esta vibra en su forma más pura y auténtica mientras exploras, piérdete por las calles de Oaxaca. ¡Vale la pena! 😊