Mérida fue la primera ciudad en la que realmente me sentí como en casa. Fue la primera ciudad a la que llegué, visité mercados mexicanos, salí de fiesta, me enfrenté al problema de la ropa sucia y también enfermé por primera vez. Se podría decir que en Mérida mi cuerpo se dio cuenta: “¡Mierda, realmente estoy en México!”. No necesariamente en un sentido negativo, pero mi sistema simplemente se dio cuenta en Mérida y eso lo cambió todo un poco. Como en Mérida pude dejarme llevar por primera vez, también fue la primera vez que me fui explorando con curiosidad y sin ninguna timidez con mi cámara a zonas que estaban más alejadas que los monumentos turísticos. Así que la selección que puedes ver eran en parte lugares que había marcado antes porque había oído hablar de ellos o lo había visto en Internet – el arco, por ejemplo, es bastante famoso – o cosas que simplemente encontré – los parques, la iglesia y esas sillas super grandes. 😀 
Ya no se dónde exactamente estaba todo esto. Pero deberíais ser capazes de encontrar lo mejor de estas cosas, porque Mérida es demasiado pequeña para realmente perderse. Aparte de eso, yo recomendaría muy fuerte hacer un caminata y descubrir un poco por Mérida. Simplemente porque puedes tener una sensación, una especie de intuición de lo que se siente descubrir a México sin que te pase nada. Porque Mérida es muy linda, muy bonita y muy segura. México es en general mucho más seguro de lo que todo el mundo uno siempre dice, pero creo que incluso los más tímidos se sentirán seguros en Mérida. Así que tómense su tiempo, déjense encantar por Mérida y piérdense. Si es necesario, siempre se puede sacar el móvil y utilizar Google Maps. 😀
Supongo que es obvio, pero: me gusta mucho Mérida. Deberíais tomar el tiempo y pasear un poco por aquí. La ciudad no os va a decepcionar😊