Cada vez que estoy en una ciudad que no conozco, me tomo mi tiempo para dejarme llevar un poco. Simplemente camino por las calles y hago un vistazo en cada escina nueva para ver hacia dónde me siento más atraída. Suelo hacer los descubrimientos más interesantes en esta manera y llego a conocer la ciudad y su ambiente de una forma totalmente nueva. En mi recorrido por Maastricht, por ejemplo, me encontré con el Muro, los grafitis y muchas pequeñas iglesias diferentes, la mayoría de las cuales ya han aparecido en otros posts. También me llamó la atención la increíble paz y tranquilidad de Maastricht. Y, para ser sincero, lo pequeña que es Maastricht. Al menos las partes que realmente merecen la pena ver y que son bonitas. Siempre hay una especie de “suburbio” o algo así, claro. Por ejemplo, hacia cierto mirador en la terraza de un hostal, Maastricht se convierte rápidamente bastante industrializado, y el mirador tampoco es especialmente espectacular. La parte que más me gustó de mi paseo fue el camino a lo largo del Maas. Muy, muy bonito. Pero más sobre eso en otro post. 😊