El parque y sus alrededores en Oaxaca están llenos de vida. El parque es como un lugar donde siempre se puede comprar algo de chatarra o cositas para los niños o recuerdos, comida y snacks y donde la gente se relaja y disfruta del día, conversa o pasa de camino a otro lugar. El parque es como Oaxaca: relajado, acogedor y animado. Y siempre pasa algo.
La catedral se encuentra justo al lado del parque y siempre hay gente que vende estos… balónes de plástico largos y redondos, que luego puedes pisar en el suelo y intentar hacerlos volar tan alto como puedas. Y si lo haces en el ángulo correcto y con la fuerza adecuada, realmente vuelan alto.
Hacia el atardecer, jóvenes y mayores se reúnen entre el parque y la catedral en una zona realmente grande y plana para bailar kumbia. Y chicos… no hay nada más bonito que una pareja de ancianos casados bailando kumbia, básicamente solamente moviendo un poco las piernas, pero aún así sintiendolo tanto. Realmente puro azúcar. Se me derritió el corazón. También hay gente que no sabe bailar en absoluto y que parecen casi cómicos, pero su alegría es tan contagiosa que te encanta observarlo. Las noches de baile en Oaxaca fueron una de mis cosas favoritas durante mi estancia en Oaxaca y algo que se ha quedado en mi memoria. Estos bailes también representan el espíritu y el ambiente relajado y alegre de Oaxaca. Básicamente, por eso me sentí tan a gusto en Oaxaca.
Entonces, ¿hay que ir al parque a bailar por la noche? Al cien por cien. Si no, no has vivido Oaxaca. Osea realmente no 😊